
España llega a la cita tras recorrer un camino que podríamos comparar con la peor de las montañas rusas. La Roja aterrizaba en Sudáfrica el 10 de junio como la gran favorita para adjudicarse el trofeo más importante de este deporte. A pesar de ser España la mayor candidata, sucumbió frente a Suiza en el primer encuentro, y para muchos aparecieron las grandes dudas, dudas que se fueron disipando cuando en el segundo encuentro, frente a Honduras, la Roja venció con bastante claridad. En el tercer y último partido de la fase de grupos, sin ninguna de las cuatro selecciones habiendo asegurado su pase a los octavos, España se enfrentaba al hueso duro del grupo, una Chile que había vencido todos sus partidos previos y que llegaba con mucha confianza, pero los de Del Bosque fueron superiores y con algún susto se colocaron primeros de grupo.
La fase eliminatoria ha sido un auténtico calvario. Muchos pueden pensar que el juego de España siempre ha sido mejor al del rival, pero eso no vale para llevarte el partido y quedó comprobado en el encuentro frente a Suiza. Portugal era el primer obstáculo, con Cristiano Ronaldo como máximo exponente. Apareció de nuevo Villa para permitir el pase a cuartos. En cuartos la cosa fue muy complicada, penaltis fallados y también marcados pero que no subían al marcador, pero otra vez Villa tenía la llave para las semifinales. En semifinales Del Bosque sentó a Torres y metió a Pedrito en el once inicial. El chicharrero hizo una gran actuación, tan solo empañada por una mala decisión al final del encuentro. Puyol se llevó el protagonismo con un gol de cabeza espectacular.

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